Un aperitivo que viene desde el medioevo
Un aperitivo que viene desde el medioevo, estoy seguro de que tanto tú como nosotros, hemos comido muchísimas veces este plato y probablemente no sabías cuál fuera su nombre, ni toda la historia que viene detrás de este sencillo pero muy sentido aperitivo. El turno es para la bruschetta, el antipasto más popular y tradicional de Italia por excelencia.
Evidentemente, y el idioma lo delata, surge en Italia o, mejor dicho, en la zona itálica porque data desde el medioevo y en esos tiempos, digamos, no estaba dividido el territorio europeo, como lo conocemos hoy. La palabra bruschetta significa algo como «asar sobre las brasas», por lo que se refiere es al pan y no a todo el plato, pero a mediados del siglo XV nace en la Toscana, la bruschetta bajo una receta original: pan tostado, aceite de oliva, ajo, sal y pimienta.
Esta receta era la manera en que tenían las nacientes industrias de aceite para degustar el sabor de sus diversos aceites de oliva y otros productos. Luego de esto, vino el uso del tomate, pimentón y otros vegetales e ingredientes, tal como las conocemos recientemente y se convirtió finalmente en un plato.
Algunos creen que realmente surge la bruschetta cuando los campesinos decidieron tomar las comidas en rebanadas de pan, en vez de platos y que cuando el pan ya se iba poniendo duro, era perfecto porque se “rescataba” para hacerlo bruschetta. Probablemente todas las versiones sean ciertas, pero se ha consagrado más la versión del uso de este plato para la degustación de aceites de oliva, porque actualmente es una costumbre que se sigue haciendo de tal manera.
Aunque actualmente lo consumimos como un aperitivo de alta categoría, la verdad es que en sus inicios surgió de las familias más pobre que solventaban las comidas del día, con pan y aceite de oliva y algunas cuántas migajas de lo que quedaba de comidas anteriores. De allí, que la preparación sea tan sencilla porque lo que contiene la bruschetta es pan tostado, pasado por ajo y puesto al sartén, con un poco de aceite de oliva y trozos de tomate, albahaca o algún otro vegetal, al gusto.
Seguramente pensarás en la tapa española al leer esto, y sí, bien, es lógico. Sin embargo, la bruschetta tiene una selección de ingredientes particulares que las tapas españolas, no. Y no por desprestigiar a las tapas, pero digamos, aquellas son más “sencillas” de preparar. Las variaciones de las bruschettas son tantas, como tantas cabezas cocinen el plato y como tan creativo estés dispuesto a ser al preparar el aperitivo. Estas versiones vienen dadas por añadidos o mezclas de especias sobre los ingredientes anteriormente mencionamos, que podríamos considerar como “clásicos” o sencillamente de innovaciones.
En algunas regiones de Italia, según la época del año, abundan las bruschettas de tomate, quesos u olivas. Sabemos que la conjunción del país itálico fue bastante compleja y esto se evidencia hasta en la gastronomía y la manera de nombrar. Traemos esto a colación porque lo que en toda Italia se conoce como bruschetta, en la Toscana, donde mismo se originó, se conoce como fettunta (‘rebanada en aceite’).
Hoy día, la bruschetta se sirve en todo el mundo y en cada país se han encargado de hacer su propia versión, acercándose a los gustos y tradiciones culinarias de la zona. Así que, independientemente del lugar en el que te encuentres, una bruschetta será todo lo que comas sobre una buena rebanada de pan tostado o a la parrilla, con aceite de oliva.
Así que, para preparar una bruschetta, sólo necesitas de un buen sentido culinario para inventar y una rebanada de pan.